Como parte del compromiso con la divulgación de nuestra actividad investigadora a la sociedad, el IGFAE ofrece todos los años decenas de charlas divulgativas para centros educativos de Galicia, en las que se abordan las diferentes disciplinas en las que investigamos en nuestro centro.
Cada curso, nuestro equipo visita más de 50 centros, ofreciendo charlas y talleres a más de 1.000 estudiantes, que tienen la oportunidad de conocer al personal investigador que trabajan en los experimentos y colaboraciones internacionales más punteros de la Física.
Esta es nuestro listado de charlas divulgativas para el curso 2025/2026:
¿Sabes cómo nació el Universo y como se formó la materia que compone las estrellas, los planetas y a nosotros mismos? ¿Cómo se genera la masa de las partículas elementales, esenciales para la formación de los átomos? ¿Te han contado que la materia que nos compone tiene una gemela casi idéntica, la antimateria, que se desapareció misteriosamente tras el Big Bang? La Física de Partículas busca respuesta a las preguntas relacionadas con los elementos esenciales que constituyen el Universo, así como las fuerzas que las gobiernan. Cuanto más pequeño es el objeto que estudiamos, necesitamos instrumentos científicos más grandes y complejos. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor y más potente acelerador de partículas del mundo, es un buen ejemplo.
El LHC (Large Hadron Collider) es un enorme anillo de 27 km de perímetro. Está situado a 100 metros bajo el suelo de la frontera entre Francia y Suiza, donde se construyeron las instalaciones del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear). Aquí se hacen chocar haces de partículas subatómicas a velocidades muy próximas a las de la luz. ¿Para qué? El objetivo es estudiar el resultado de estas colisiones y sus interacciones, para desentrañar los misterios de la materia que compone todo lo que conforma el Universo. En 2012, el LHC asombró al mundo con la detección del bosón de Higgs. Hoy, este gran experimento sigue estudiando las partículas elementales. ¡Podrás descubrir su funcionamiento de la mano de personas que trabajan en él!
¿Cómo son las interacciones entre los elementos más fundamentales de todo lo que conocemos? Después de una charla introductoria sobre física de partículas y la estructura de los átomos, esta actividad propone la construcción de núcleos, átomos, moléculas y diversos isótopos mediante el uso de piezas de construcción de diferentes colores, que representan la cada partícula elemental. Esta iniciativa forma parte del kit singular “La materia pieza a pieza”, proyecto realizado en colaboración con el programa Polos Creativos de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia.
* Actividad diseñada para alumnado de educación secundaria
El 12 de agosto de 2026, en el norte y el este de Galicia podrá observarse un fenómeno que ocurre muy pocas veces en la vida: un eclipse total de Sol. Y en 2027 y 2028 viviremos dos eclipses parciales. Además de lo fascinante de su observación, estos eventos astronómicos han tenido una relevancia crucial en la historia de la física: en 1919, cuatro años después de la publicación de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, un eclipse permitió confirmar lo que postulaba el célebre físico: la luz se curvaba por la influencia de la gravedad de masas enormes, como el propio Sol, alterando el espacio-tiempo. ¡Anímate a conocer la ciencia detrás del eclipse más famoso de la historia!
Los rayos cósmicos son partículas que llegan desde el espacio y bombardean constantemente la Tierra (sí, también a nosotros) desde todas direcciones. La mayoría de estas partículas son protones o núcleos de átomos, y algunas de ellas son más energéticas que cualquier otra partícula observada en la naturaleza. Estos rayos cósmicos viajan a una velocidad próxima a la de la luz y tienen cientos de millones de veces más energía que las partículas producidas en el acelerador más potente construido por el ser humano, el LHC. El origen de estos rayos cósmicos sigue siendo un misterio, ya que su trayectoria es desviada por los campos magnéticos del espacio. ¿Cómo se producen estos mensajeros cósmicos?
Marie Sklodowska-Curie es una referencia cuando hablamos del papel femenino en la historia de la Física. Sin embargo, la Academia sueca quiso negarle su primer Nobel por ser mujer, algo que solo impidió la intervención de su marido Pierre. Hay muchas otras figuras que hicieron aportaciones esenciales en el avance de esta ciencia, a pesar de ser ocultadas durante mucho tiempo por la discriminación heteropatriarcal. La vida de Alan Turing, pionero de la computación, quedó segada por la persecución a la que fue sometido debido a su condición sexual. El papel esencial de Lise Meitner en el descubrimiento de la fisión nuclear estuvo infravalorado frente a los laureles que recibió Otto Hahn. En esta charla hablaremos de la historia de estas y otras figuras que, desde hace cientos de años, contribuyen a que conozcamos mejor el Universo, desde las galaxias más alejadas hasta las partículas más elementales. Y que, al mismo tiempo, han abierto las puertas hacia una ciencia más diversa.
La materia oscura constituye uno de los desafíos más importantes que afronta la física actual. Se corresponde con un 80% de la materia total del Universo, y las únicas pruebas disponibles de su existencia proceden de su interacción gravitatoria a escalas cosmológicas, ya que es completamente invisible en todo el espectro electromagnético. ¿Entonces, como la detectamos? Durante décadas, enormes experimentos han investigado el choque entre partículas y los átomos de medios detectores inertes. Por otra parte, potentes satélites buscan los productos de la destrucción entre partículas y antipartículas de materia oscura. Pero no ha habido frutos, por ahora: ninguna prueba sugiere la observación de esta huidiza materia. Nuevas teorías apoyan la posibilidad de observarla indirectamente en aceleradores de partículas como el LHC; allí, detectores como ATLAS o CMS están dando primeros pasos en su búsqueda, y otros como LHCb serían especialmente adecuados para su hallazgo en contextos teóricos concretos. Por lo tanto, la física de partículas podría tener la última palabra en lo que a su existencia se refiere.
La catástrofe del accidente nuclear de Chernóbil, en 1986, supuso la muerte directa de casi un centenar de personas (y miles a posteriori), así como otros muchos efectos biológicos diversos. Enormes cantidades de materiales radiactivos fueron liberados al ambiente, con una cantidad de energía similar a 500 bombas nucleares como la que destruyó Hiroshima. Pero la energía nuclear alberga también una cara más positiva frente a estos riesgos. En esta charla, entre otras cuestiones, aprenderemos si radiación y radiactividad significan el mismo. Además de usarla a gran escala para obtener electricidad, la energía nuclear nos permite, entre otras aplicaciones, desarrollar dispositivos y técnicas de diagnóstico de imagen médica, y alternativas más seguras y efectivas para el tratamiento de enfermedades como el cáncer.
El control de la información afecta hoy a todos los niveles de la vida cotidiana. Tras la revolución digital del siglo XX, la revolución cuántica del siglo XXI es ya una realidad. Supone un gran cambio de paradigma, que presenta enormes y complejos retos para la juventud de hoy, con implicaciones intelectuales, científicas y geopolíticas. Un mundo nuevo está abriéndose delante de nuestros ojos y, en este escenario, Galicia está haciendo una apuesta importante para subirse a él. Para eso, es muy importante comprender las bases de la cuántica, que es un cúbit y un ordenador cuántico, como se mide y se manipula la información cuántica, dónde estamos ahora mismo, quien son los actores principales, cuál será el impacto nuestra vida cotidiana y por qué debemos prestar atención a esta revolución que viene.
En sus inicios, la astronomía era algo muy semejante a lo que cualquiera de nosotros puede hacer hoy en una noche estrellada: observar la luz que nos llega desde todo tipo de objetos cósmicos. Pero en las últimas décadas la ciencia ha abierto una nueva ventana: desde comienzos del siglo XX, se identificó la radiación cósmica, compuesta por partículas cargadas, como otro mensajero que tenía mucho que contarnos. Más adelante, ya en el siglo XXI, el descubrimiento de los neutrinos cosmológicos en el experimento IceCube (2012) y de las ondas gravitacionales por parte de LIGO (2015), fueron un enorme salto para hacer astronomía al otro lado de la luz. De este modo, los cuatro elementos combinados (luz, radiación cósmica, neutrinos y ondas gravitacionales), están dando pie a uno nuevo campo de la física, cuyo potencial aún está por explotar.
El inicio del siglo XX marcó el inicio de una época de gran desarrollo en el campo de la física nuclear y la comprensión de la radiactividad. Entre el descubrimiento casi accidental de la radiación y el desarrollo de la primera bomba atómica en el Proyecto Manhattan pasaron menos de 50 años, En este tiempo, se dieron grandes pasos para conocer el interior del núcleo atómico. Todo ese trabajo desembocó en la creación del CERN, el laboratorio internacional más grande del mundo, en el que participa el IGFAE.
Los neutrinos son una parte fundamental de nuestro Universo. Junto a los electrones, los protones y neutrones constituyen la materia que conocemos. Sin embargo al contrario que las demás partículas fundamentales, los neutrinos son muy “traviesos”. Y, por tanto, resultan difíciles de detectar. Por eso debemos construir detectores gigantescos, o situarlos en entornos de reposo, sin ruido. Los experimentos NEXT, DUNE o HyperKamiokande, en los que está involucrado el IGFAE, son alguno de estos ejemplos. Los neutrinos son una fuente inagotable de sorpresas y sirven de guía para comprender alguno de los elementos más peculiares y sorprendentes del modelo estándar de partículas. En la actualidad, alrededor de los neutrinos persisten algunos enigmas fundamentales para la física. ¿Es el neutrino su propia anti-partícula? ¿Cómo se propagan? ¿Cuántos tipos existen? Todas estas preguntas esperan a una nueva generación científica que puede acercar nuevas ideas para resolverlas.
Desde hace décadas, el descubrimiento de nuevas partículas y modelos físicos se basó en los experimentos de los aceleradores y colisionadores de partículas. Pero la generación de estas nuevas partículas requiere construir aceleradores cada vez más grandes para buscar energías más altas. Sin embargo, el campo eléctrico máximo está limitado por los materiales de los aceleradores. Pero existen alternativas para tener aceleradores más compactos. Hay laboratorios capaces de producir pulsos láser con potencias de hasta 1 petavatio (1015 vatios); ¡9.000 veces la potencia total de la red eléctrica de España! Cuando dirigimos estos láseres a un material, la intensidad es tan alta que el material queda ionizado, y pasa a ser un plasma. Gracias a los campos eléctricos extremos del láser, es posible acelerar partículas de ese plasma, obteniendo altas energías con aceleradores mucho más compactos, con aplicaciones en medicina e ingeniería. En el IGFAE contamos con algunos de estos aparatos, y en esta charla explicamos qué hacemos con ellos.
Las ondas gravitacionales, postuladas por Albert Einstein en 1915, y detectadas justo 100 años después, son una nueva ventana para conocer el Universo. Gracias a detectores extremadamente precisos, como LIGO, podemos “escuchar” las colisiones más violentas y espectaculares de agujeros negros o estrellas de neutrones a miles de millones de años luz de distancia. Su gravedad es tan extrema que provoca arrugas en el espacio-tiempo. ¿Qué está suponiendo el descubrimiento de las ondas gravitacionales, y qué nuevas revelaciones nos depararán los futuros detectores espaciales que se están diseñando?
Los agujeros negros, predichos por Albert Einstein, son objetos sorprendentes y misteriosos. En un principio estaban considerados poco más que artefactos matemáticos no realistas. Pero durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI acumulamos numerosos indicios de que son relativamente comunes en nuestro Universo: desde las primeras señales indirectas, observando estrellas orbitando en el centro de nuestra galaxia, a las más recientes observaciones de ondas gravitacionales, y llegando al hito de la primera imagen proporcionada por el Event Horizon Telescope. A pesar del aura misteriosa que los envuelve, algunos de los principios que nos ayudan a comprenderlos pueden mostrarse con simples dibujos, plasmando una de las ideas centrales de Einstein: nada puede viajar más rápido que la luz. ¡Vamos a dibujar una hipotética caída en uno de estos monstruos!
Sabemos, desde hace casi 100 años, que nuestro Universo nació a partir de una colosal explosión, el Big Bang. Y después de eso, ¿qué pasó? Todo lo que hay alrededor de nosotros, desde el otro lado de la calle hasta la galaxia más lejana, a millones de años luz, procede de lo que ocurrió justo después del gran estallido. En un ínfimo instante, millones de veces más corto de lo que tardamos en pasar un vídeo en el Tik Tok, todo el espacio quedó cubierto de un enigmático material. Revelar sus propiedades nos permitirá desenmascarar los secretos del nacimiento del Universo.
A veces, para encontrar el origen de las cosas más pequeñas hace falta descubrir cómo nacen y mueren las estrellas. Y los mecanismos que inventamos en el laboratorio para entender los misterios de los núcleos atómicos sirven para diagnosticar y curar enfermedades. En esta charla hacemos un apasionante recorrido por el mundo subatómico, para comprender cómo y por qué nuestra esencia está hecha de polvo de estrellas.
A partir de algo tan familiar como la oscuridad de la noche podemos deducir que, en el pasado, el Universo fue mucho más pequeño y caliente, que no existió desde siempre, y que tuvo un origen, en algún momento. En ese manto oscuro de la noche, aunque nuestros ojos no la puedan ver, hay una luz que lo llena todo, mucho más abundante que la de todas las estrellas y galaxias. ¿Pero cómo la podemos observar? ¿Qué deducimos a partir de ella? ¿Qué nos cuenta sobre el pasado, el presente y el futuro del Universo?
Las estrellas nacen y se transforman durante millones de años. Sin embargo, a todas les llega su final. Y esta historia depende de su masa. Las estrellas más masivas dan lugar a los famosísimos agujeros negros, una región donde la gravedad es tan intensa que ni la luz puede escapar. Pero esta no es la única posibilidad: estrellas como nuestro Sol acaban como enanas blancas, esferas densas y frías que agotaron su combustible. Otras estrellas, después de una violenta explosión en forma de supernova, pueden hacer surgir estrellas de neutrones, objetos tan densos que un terrón de azúcar de su materia suya pesaría más de 100 millones de toneladas aquí en la Tierra. Vamos a fascinarnos con estos increíbles entes estelares, objeto de estudio de los científicos de todo el mundo.