El Instituto Galego de Física de Altas Enerxías (IGFAE) sigue abriendo sus puertas a los estudiantes que disfrutan de las bolsas de verano convocadas por el centro. Álvaro Martínez es uno de ellos. Este joven salamantino lleva pocos días desarrollando sus aptitudes investigadoras en el instituto y destaca la cercanía de sus compañeros. Ha aterrizado en Santiago de Compostela para continuar indagando sobre las redes neuronales. Del instituto espera adquirir nuevas competencias, pero sobre todo aprender de una experiencia que forje su madurez personal y profesional.

El interés de Martínez por la física se inició en 4º de la ESO, cuando coincidió con un profesor despertó la curiosidad de aquel chico. Fue a partir de ese momento cuando descubrió que la física se convirtiría en una herramienta que le permitiría acercarse a la realidad. “De pequeño, quería ser arquitecto, pero gracias a la física puedo entender el mundo que me rodea”, matiza. La física de partículas resultó su opción preferente desde el bachillerato.

“Algunos fenómenos te engañan porque tienes una idea preconcebida”

Álvaro Martínez es un intrépido estudiante que contempla física en algunos detalles que para el resto de la gente pasan desapercibidos. “La física se encuentra en la cotidianidad: en un arcoíris, por ejemplo. Cuando entiendes como ha ocurrido lo ves de otra manera”, explica. No deja de cuestionarse lo que ve: “Hay algunos fenómenos que te engañan porque tienes una idea preconcebida, pero luego tú analizas las ecuaciones y todo cambia. Es algo que sucede con la pluma y la pesa, hay gente que ignora que en el vacío caen a la misma velocidad”.

Albert Einstein es uno de los principales referentes de Álvaro Martínez, pero también Niels Bohr. Son muchos los autores que delimitan la trayectoria del joven investigador. Sin embargo, al físico David J. Griffiths le guarda especial cariño. “Había ciertos profesores que decían que no les gustaban sus libros porque hacían la física demasiado fácil”, aclara.

Del Campus Científico a las bolsas de verano del IGFAE

No es la primera vez que coincide con el Instituto Galego de Física de Altas Enerxías (IGFAE). Tras finalizar primero de bachillerato, Álvaro Martínez participó en “Buscando las partículas más energéticas del universo”, uno de los proyectos del instituto en los Campus Científicos de verano. “Nos explicaron un montón de cosas sobre el modelo estándar. Se portaron realmente bien y fueron muy rigurosos”, expone. Ahora, cuatro años después, un profesor de su universidad le animó a postularse como candidato a una de las bolsas de verano. “Cuando me enteré de que me seleccionaron, sentí mucha alegría. Compostela es un entorno tranquilo para la investigación, igual que Salamanca”, recuerda.

Uno de sus propósitos en su estadía es contribuir en lo que compete a las redes neuronales. “A nivel informático, me gustaría saber como funciona una red neuronal en profundidad. El IGFAE me permitirá avanzar en este campo”, dice. Su meta es complementar un Trabajo de Fin de Máster, que ha tomado como referencia, para progresar con este proyecto.

A un paso de comenzar su último año de carrera y con tan solo 20 años, Álvaro Martínez no descarta aventurarse en la elaboración de una tesis. Lo que todavía no tiene tan claro es su Trabajo de Fin de Grado.